domingo, 28 de abril de 2013

Al morir,¿Qué será de toda nuestra información almacenada en Internet?

E-mails, fotos, perfiles en Facebook y enTuenti, tweets, blogs. Dejamos cada vez más huellas en la web. Nuestra proporción de “vida digital” no para de crecer. Personas de todo el mundo pasan cada vez más tiempo conectadas a internet, para una infinita variedad de propósitos. Descartados los motivos estrictamente obligatorios, queda claro que la gente se entretiene cada vez más en las redes sociales, donde entre tweets, comentarios… cada uno arma la versión más marketinera de sí mismo mientras escribe una autobiografía inevitable.
Pero… ¿Qué es de toda esta información cuando uno muere?
Esto es a lo que se le ha denominado Muerte Digital.


Hace varias semanas Facebook lanzó la iniciativa de las páginas “Memorial“. La idea es mantener el perfil de los fallecidos para que sus amigos y familiares sigan escribiendo una vez después de muerto. Una especie de cementerio virtual donde en lugar de lápidas hay sólo fotos y comentarios. 

Pero no solo Facebook ha desarrollado estos servicios, los más populares han desarrollado lo siguiente:
 

En Hotmail las cuentas se borran después de 270 días (9 meses) de inactividad. Antes, un familiar directo puede pedir acceso a los mensajes de la persona fallecida mediante un certificado que pruebe su parentesco y el certificado de fallecimiento del titular. 
 -En Google acaba de lanzar un servicio denominado Administrador de cuentas inactivas, con el que podemos controlar lo que sucederá con nuestras ”fotos, correos electrónicos y documentos cuando dejemos de usar la cuenta” por un período de tiempo determinado (3, 6, 9 o 12 meses). Ofrece dos posibilidades: notificar la inactividad de la cuenta e incluso compartir los datos con hasta 10 amigos o familiares de confianza; o eliminar por completo la cuenta sin notificárselo a nadie. En el caso de optar por lo primero, podemos compartir una parte o toda la información que tenemos asociada a los productos de Google: desde el correo a los contactos, los álbumes web de Picasa, Google Latitude, los vídeos de YouTube, las publicaciones de G+, los blogs de Blogger, etc. De este modo podremos asegurarnos de que la información caerá en las manos “adecuadas” o que se mantendrá en secreto para siempre.

 -En ningún caso se permite en YahooMail el acceso a las cuentas de correo de los difuntos. Sí puede solicitarse, sin embargo, cancelar las cuentas de familiares muertos. 
-En MySpace se 
trata cada caso por separado pero las cuentas no se eliminan a no ser que exista una petición por parte de los parientes. 
-En Tuenti te borran la cuenta y sus contenidos

En España, la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) y su Reglamento de desarrollo ya establecen una cierta regulación respecto al destino de los datos después de la muerte. Si bien el régimen de protección de datos no se aplica a los datos de fallecidos, que quedan expresamente excluídos del ámbito de protección de la LOPD, el Reglamento contempla un supuesto que podría aplicarse al fallecimiento de un usuario de Facebook familiar nuestro, por ejemplo, con estos términos:
“Este reglamento no será de aplicación a los datos referidos a personas fallecidas. No obstante, las personas vinculadas al fallecido, por razones familiares o análogas, podrán dirigirse a los responsables de los ficheros o tratamientos que contengan datos de éste con la finalidad de notificar el óbito, aportando acreditación suficiente del mismo, y solicitar, cuando hubiere lugar a ello, la cancelación de los datos”
Por lo visto, las personas vinculadas al fallecido, que no sabemos quienes son, heredarían la capacidad del mismo para ejercer el derecho de cancelación frente al responsable de los ficheros. Todo muy indefinido, pero, por supuesto, mejor que nada. En todo caso, siempre será mucho mejor seguir los consejos antedichos y prepararnos, con la debida antelación y previsión, a nuestra muerte digital.
El siguiente video nos plantea la cuestión de lo que va a pasar con nuestro yo digital, cuando ya no estemos, y nos da a conocer las políticas que tienen las distintas redes sociales al respecto. Incluso plantea el supuesto hipotético de la resurrección digital: al fin y al cabo, la información que tienen de nosotros las redes sociales es tan exhaustiva, que no sería descabellado imaginar una reconstrucción digital de nuestra personalidad. En su blog ofrecen también un texto a modo de manual estructurado en seis pasos, en el que nos dan varios consejos, como el redactar un testamento digital, nombrar a un albacea digital(alguien de confianza, naturalmente), preparar un mensaje de despedida, decidir si queremos conservar las cuentas congeladas, establecer un legado digital (un archivo de recuerdo póstumo, con videos y fotos) o anticiparse a la muerte, borrando todos aquellos contenidos que no queremos que sean visibles por nuestros allegados.



-No obstante, por mucho que nos empeñemos en borrar información de la Red, siempre quedarán rastros y no será posible certificar la desaparición definitiva o muerte digital: una fotografía en grupo que alguien publicó, un foro en el que dejamos una opinión, un concurso online en el que participamos… Por ello, no conviene obsesionarse: antes quedaba sólo el recuerdo; ahora queda también Internet.
La información ha sido encontrada en las siguientes páginas webs:

Escrito por: Miriam Herrador Varo 1º A Bach.


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